jueves, 21 de enero de 2010

Posibilidades

Ella lo vio desde el momento en que ambos llegaron y decidió, con cierto disimulo, situarse cerca. Él no la notó hasta que vio que ella se encontraba a una sombrilla (no tan literalmente) de distancia. Ella no le quitó ojo de encima, su mirada resistió todo lo posible: no tenía intención alguna de apartarse de su belleza. Él la miraba, con intriga y cariño; y con intenciones que, según creía (erróneamente), sólo su mente podía percibir. Quizás haya sido el efecto del sol, quizás el ruido de las olas rompiendo en la costa.. o quizás, los factores de la arena y el mar nada tenían que ver con aquel encuentro emocional. Lo cierto es que sus ojos se encontraron e intentaron no separarse, aquella tarde soleada del 21 de enero.
El viento los separó, momentáneamente, según ambos esperanzaban.
Ella creía (siempre lo había hecho) que la vida buscaría la forma de presentarle al amor de su vida: no podía concebir la idea de que no sucediera y rechazaba cualquier oposición. Nada que deseara con tanto ahínco se atrevería a ausentarse. Ella meditaba y se preguntaba si eran las súplicas al cielo, si había sido el deseo pedido a aquella estrella la noche anterior o si era su desear constante lo que había hecho posible su hallazgo.
Él no estaba pendiente de cuándo su llegada lograría consolidarse ni se cuestionaba si sucedería o no: simplemente sabía que un día ocurriría, que el amor también tenía planes para su vida.
Ella se aferró a sus suposiciones y esperó encontrarlo por la noche. Otra vez la certeza (¿ciega quizás? No le importaba): si él era para ella tanto como lo era ella para él, volverían a verse. Tarde o temprano.
Aquella noche ambos visitaron el centro de la ciudad contigua. Ella fue a la heladería ubicada en frente de un lugar de comida hogareña. Esperó a que todos sus familiares ordenaran y se tomó un tiempo considerable para escoger los gustos de aquella noche (siendo consciente de lo que esta aventura – por más pequeña que fuera- implicaba). Él ordenó su plato habitual y luego, cuando su padre le propuso la elección de un postre: el optó por la heladería que se encontraba en frente. Cuando entró al local divisó una cabellera rubia que le pareció muy conocida, pero quien la poseía estaba retirándose por la puerta opuesta y no pudo reconocer de quién se trataba.
¨ Tarde o temprano: sucederá ¨ se dijo Ella aquella noche.

2 comentarios:

Deborah Molle dijo...

Espero que no creas que despues de publicar esto no me vas a deber una explicacion porque estoy muriendome de la intriga por saber como sigue todo esto(y presiento que vos tmb :P) osea NECESITO saber si esta chica de cabello rubio es la misma chica que yo creo y si "El" es EL de sus sueños! Como sea con la continuacion en el blog o x sms preferentemente quiero saber que sigue ! jajaja besitos sofi espero que la estes pasando re lindo! (por lo que veo me parece que es asi jaja) :)

sophie - dijo...

Desafortunadamente Deboh, lo que escribí no es más que una posibilidad, por lo que así llamé a la entrada.
No puedo decirte que es una certeza, porque aunque así fuera (y eso es lo que yo quisiera), yo no lo sabría.

Sí, que triste es mi realidad :(
Igual, acepto nuestra reunión ya que tengo muchas ganas de juntarnos!!!

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