¡Qué fácil es para vos decirlo!
(¿por algo es así? ¿qué me falta que vos tengas? ¿no lo merezco? ¿necesito aprender mucho más en mi estado para lograr cambiarlo?)
Y así se partió mi ¨dos corazones¨, pero no porque yo haya cumplido la promesa del primer día, sino porque tus palabras me cortaron. Si te lo preguntabas: no, claro que no creo en ese tipo de suerte (era sólo un modo simpático de revelar mis deseos, y, quizás, un cruce de dedos). Creo en una mayor: la esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario